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Desde 2019, la artista mexicano-estadounidense Ericka López ha sido parte de los estudios Tierra del Sol en el sur de California. Nacida con visión limitada y ahora completamente ciega, el proceso de creación de López se basa casi enteramente en el tacto y en sus propios recuerdos personales del colo
Como parte del compromiso con esta exposición, López y el Instituto de Humanidades invitan a los espectadores a tocar las obras en exhibición cuidadosamente. A medida que los visitantes de la galería se convierten en participantes activos, surge la oportunidad de una conexión humana más profunda más allá de las superficies... así como el reconocimiento y celebración de la extraordinaria amplitud de visión y creatividad de López como artista contemporánea.
Los recipientes cerámicos urdidos de López, con sus esmaltes celestiales, personifican el abrazo humano, la sensación de ser abrazado, de ser sostenido, que las obras capturan en la tierra y la arcilla. La artista los construye como si fueran parte de ella, acariciándolos y escuchando los sutiles cambios de sonido a medida que comienzan a tomar forma. Ericka cuida y ve las piezas como sus amigos personales a lo largo de su tiempo en el estudio.
Sus esculturas en técnica mixta son nuevos universos propios. López ha aprendido a identificar el color de sus materiales a través del olfato y el tacto. Cose hilos, botones, pequeños accesorios, cuentas, pompones, alfileres, retazos de tela, llaves, bobinas de goma, y más, construyendo asi lugares lejanos que imagina más allá de las barreras y límites impuestos. Sus aparentemente simples abstracciones, hechas con aguja de punzón, se transforman ante nosotros en vívidos paisajes, vistas de colores brillantes y mares de hilo.
Ericka López encuentra alegría, significado y propósito en los objetos cotidianos... en la manera inesperada en la que estos sentimientos se sienten en sus manos, la combinación de uno con otro y su resonancia con lo que la artista visualiza. Su práctica innovadora sacude el sistema, desafiando cualquier noción preconcebida que tengamos sobre materiales y métodos, artistas y galerías, e incluso sobre por qué el arte y la creación son importantes. ¿Quién deseamos ser, en medio de todo esto, los unos para los otros? ¿Podemos acaso coser juntos un nuevo mundo más cercano al que imaginamos?
–Amanda Krugliak, Curadora del Institute for the Humanities